Sus ojos eran lánguidos, algo
tristes diría yo; caminaba vacilante a la orilla de la acera que asomaba
caliente por la hora, (casi las dos de la tarde), lo miré apenas… estaba
distraído cruzando la pista de la mano de Isabella. Nos dirigíamos a la
parrilla dónde las presas de pollo estaban asándose al calor de las brasas entre
rojizo y blanco cenizo. Nos paramos ahí mientras esperábamos que nos sirvieran…
reíamos, y calculábamos el lugar en el que nos sentaríamos a comer, total… eran
carnavales y había mucha gente en el pequeño pueblito de Pachía.
De pronto, un
grito compungido salió de su pequeño ser, la llanta de un automóvil,
acababa de pasar sobre su cuerpo; adolorido intentó pararse rápido, pero el
dolor fue tan intenso que no pudo, el auto bajó la velocidad, al primer grito…
pero no paró, continuó despacio, mientras que la segunda llanta pasaba
nuevamente y muy despacio sobre su frágil cuerpecito…, como en cámara lenta, lo
vi todo, ésta vez atento al desenlace, volvió a gritar ya sin fuerzas, y dobló
su cuerpo en un vano intento de seguir viviendo, como aguantando el alma para no
dejarla salir de su pecho; sus ojos eran tristes, tal vez algo lo aquejaba, que
se yo. No pudo pararse, no pudo moverse, solo respiró agitado y con claro
dolor, y luego dejó de respirar dejándose morir, sobre la pista caliente.
El auto, jamás se detuvo; el
maldito chofer, prefirió pasar lento sobre el cuerpo, como para asegurarse de
matarlo; luego aceleró y siguió su camino, mientras las miradas de los
transeúntes lo miraban con desprecio mientras se alejaba. Maldito!!!; pensé, mientras cogía la cabeza de mi hija para que no
siguiera viendo, aunque ya lo había visto todo; pegué su rostro a mi cuerpo
como abrazándola, y protegerla de la desgracia, pero ya todo había pasado. Ella
vivió la experiencia más cercana con la muerte a sus escasos cinco años.
Dos hombres se apiadaron del
perrito, y entre ambos, lo cargaron para posarlo sobre el jardín a la sombra de
un árbol, no para revivirlo, sino para que la muerte no lo coja en aquella
pista caliente y lo termine de partir otro vehículo. Descansa en paz perrito,
pues sobre el césped alcance a ver tu último suspiro.
Nota: (La foto no es mía, es una imagen de internet, no pude sacarle una foto al perrito real, no me atreví. El de la imagen se parece mucho)
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