¿OCHO SON SUFICIENTES?

martes, 18 de marzo de 2008


Desde niño, siempre tuve afición por los animales, de todo tipo, Mi padre en cambio siempre tuvo afición por no dejar que una mascota durara mucho tiempo en la casa, nunca le gustaron, siempre se quejaba del mal olor que producían, sin embargo, mi madre al igual que yo, adorábamos la idea de tener animales así que por mi casa desfilaron muchos animales, como por ejemplo: perros, gatos, tortugas, monos, palomas, patos, gallinas, gallos normales y miniaturas, pequínes, gansos, torcazas, loros, pericos, catitas, canarios, etc.

De todos aquellos animales, algunos duraron mucho tiempo y otros en cambio duraron muy poco tiempo en casa, el genero que fue más difícil de mantener en casa fue el de los perros, en mi niñez tuve varios pero por poco tiempo, "Candy" por ejemplo era una perrita pastor alemán legitima, duró apenas dos semanas, nunca la logre ver adulta, su recuerdo siempre en mi mente será la de una cachorrita; tuve un Collie más conocidos como "Lassie" por la película, a quien también se lo llevaron muy pequeño, cuando pensaban que yo estaba dormido, y me dijeron que se había perdido, pero yo vi cuando se los llevaron en una camioneta blanca, incluso, recuerdo que renegué mucho por que se llevaron su collar, que había comprado con mis propinas; "Escuter" que fue un perro Boxer de nariz ñata y cara amable, pero era demasiado juguetón, y nunca midió su fuerza, le encantaba jugar con animalitos más pequeños que él; "Charly" era un perrito chascoso, cuya raza para mi siempre fue indefinida, pero era muy lindo, manso y me acompañaba siempre, así que lo quise mucho, por su raza pequeña duro mucho más pero murió tempranamente, debo suponer que fue muerte natural, pero algo en mi interior me dice que no.

Siempre fue difícil tener un perrito de mascota en mi casa, tal vez por ello siempre pensaba en ser veterinario cuando sea grande, de tener un zoológico, o tener mucho dinero para lograr mantener un albergue para animales de todo tipo, al fin crecí, y me volví abogado, continué mi carrera y me case con Amparo, la elegí por muchas virtudes, que no indicaré ahora pues pueden ser motivo de un nuevo relato, pero entre ellas su claro amor por los animales. Aun conservamos en la pared de nuestro cuarto la foto de “Peluchín” su perrito Pequines enojón que nos miró con cara triste mientras sacábamos las cosas de Amparo, para mudarnos a la que ahora es nuestra casa, luego de nuestra luna de miel, fue una de las últimas veces que lo vimos con vida, luego se perdió tal vez tratando de encontrar a Amparo, y regresó con una extraña enfermedad que le carcomía la piel, y decidieron realizarle una “eutanasia”; sin mascotas en nuestro haber, y recién casados decidimos adoptar, y compramos un lindo cachorro de raza “Chitzu” a quien pusimos por nombre “Bruno”, rápidamente se convirtió en nuestro bebé, nuestra familia estaba completa, aún con las criticas de mi Padre y de la Madre de Amparo, quienes pese a que ya estábamos casados intentaban opinar respecto de si debíamos o no criar animales en nuestra casa, no les hacíamos caso, y nuestro bebé creció súper engreído, tenía su propia cama, comía “pedigree” y le compramos su casa de madera, por fin tenía una mascota, lamentablemente yo trabajaba en Moquegua y Amparo aún estaba terminando sus estudios universitarios en la ciudad de Tacna, por lo que no podía ver a Brunito.

Poco después, nos dimos cuenta que en el vientre de mi esposa, crecía nuestro verdadero bebé, y bruno también se dio cuenta, cuando nació el estaba siempre cuidándolo, siempre cerca, velando su sueño, y avisándome si el necesitaba algo, pero Samuel (mi hijo humano), estornudaba mucho, se enfermaba demasiado de la garganta, tosía, hacía fiebres altas, por lo que asumimos sería una alergia al pobre Brunito, Mi padre y mi suegra, no hacían más que comparar el amor de uno por el otro, ¿a quién quieres más? Me preguntaba mi suegra, ¿prefieres ver a tu hijo sano, ó prefieres tener a ese perro cochino?, la insistencia de nuestros padres y el amor que teníamos a nuestro hijo humano, terminó por hacer que tomáramos la decisión de alejar temporalmente a Bruno de nuestras vidas, y lo llevamos a casa de mi suegro. Samuel continuó con sus continuas enfermedades y a bruno no lo veíamos más.

Un día de esos realmente sombríos nos llego la noticia, bruno había fallecido, por muerte natural, nos dijeron, pero poco después nos enteramos que había sido invadido por pulgas y garrapatas y también decidieron finalizar su existencia. Nuestra familia era de tres entonces, y Samuel ya estaba más grande.

Una señora nos regaló una perrita Chihuahua de color Blanco, y al poco tiempo nos regaló a su hermana, super lindas y enanas, recibieron toda la atención que tuvo Bruno en su oportunidad, y Samuel estaba feliz con las dos, aunque solo jugaba con una, con “Tracy”, pues la otra “Pocka” siempre tuvo un carácter fuerte, como buen chihuahua. Nuestra vida otra vez estaba completa, ya no necesitábamos más; habíamos logrado una familia de cinco.

Un tiempo después, mi cuñada cumplió 15 años, y como el último perro que tuvieron fue Peluchín, decidimos hacerle un buen regalo, y le compramos un Poodle Blanco ó Caniche, a quien llamamos “Harbie”, Carolina estaba Feliz, lo llevó a su casa, donde sus padres no se pudieron tan contentos como ella, El perro, estuvo en su casa desde Noviembre en que celebró su Quinceañero en la “Quinta San Fernando”, hasta el verano del 2007, en febrero, su padre se me acercó cuando estábamos en la playa festejando el día de Carnavales, y me dijo que mi suegra había decidido deshacerse de Harbie, y que en todo caso, en vez que lo regale, ya que a mi me había costado, tenía la primera opción para quedarme con él. Nuestra familia de cinco (05), no soportaba un perro más, pero no podíamos dejar que Harbie se quedara en la calle o que logre una suerte no deseada, Amparo que lo adoraba y siempre quiso tener, no lo pensó dos veces y me pidió por favor que aceptara quedarnos con él, y acepté, “donde comen dos, comen tres” asentí. Y nos convertimos en una familia de seis (06), Amparo empezó a encontrarle defectos a mis enanas, ahora botaban pelo, eran feas, nada se comparaba al Nuevo integrante de la familia, ellas fueron relegadas, y Harbie pasó a ocupar el primer lugar, después de mi y de Samuel, por supuesto. Su cabello necesitó de cortes de pelo, shampoo especial, y baños medicados en el veterinario, su cola necesito un recorte y su carita una afeitada, su transformación fue evidente, en poco tiempo, era un poodle de verdad, su aspecto era más fino y delicado, había dejado de ser un simple borrego.

No pasó mucho tiempo, y un buen amigo de Amparo y mío, le ofreció regalarle a Amparo una cachorrita Chow Chow Negra legitima, esas de lengua morada; me negué por supuesto, y Amparo sabía mi opinión, sin embargo me conocía demasiado, así que un buen día me convenció para visitar a su amigo a fin de conocer a la que podía ser nuestro nuevo miembro de la familia, - si no te gusta la dejamos nomás – me dijo, con confianza, y yo accedí. Cómo no podía gustarme si me encantan los perros, cómo no podía gustarme si era una chow chow legítima, en fin… Al fin la vi. Era el cachorro bebe de un oso, era una osita linda y negra, su lengua morada salía de su boca agitada y sedienta, su mirada tierna y sus patas gordas eran insoportablemente hermosa. Amparo y Samuel, pusieron esa mirada que siempre me convence, y hoy se llama “Brenda”, y vive con nosotros, ahora nuestra familia llegó a siete.

Ha pasado más de un año desde ese recuerdo, Brenda es una hermosa negra, con una melena de león preciosa y una mirada imponente, causa miedo solo verla, pero es tierna como ella sola, come más que todos los demás juntos. Pocka tiene las orejas paraditas y es temperamental, y vive eternamente enamorada de mí, es capaz de morder y ladrar a quien se cruce en su camino, pero me envuelve con su mirada de amor, jamás me lame, pues sabe que no me gusta, pero le encanta pegar su carita en la mía, y que le acaricie su cabeza y le bese la nariz. Tracy es la más chiquita, y sus orejas son caídas, es muy dócil con Samuel y su preferida, le aguanta todo, se monta en su moto con él, y deja que la pasee, solo pelea con la Pockita el cariño de su papi. Y finalmente, Harbie quien tiene el cabello rizado; es muy inteligente y saltarín, hace valer su calidad de macho alfa, ya tuvo hijos con mis dos chihuahuas, y ninguno quedó en casa, las defiende a morir, sobre todo de Brenda que es la más grande, a quien para domarla la muerde de las orejas, es el más engreído y es el único que a veces duerme dentro de la casa.

Ellos, conjuntamente con Amparo, Samuel y Yo, hacemos mi familia de siete (07) miembros, hemos tenido problemas, como toda familia, se nos cae le pelo de desesperación, a veces hemos tenido que pedir prestado para comer, pues somos siete, e incluso para ir al médico (léase veterinario), pero siempre salimos a flote, una vez nuestra desesperación llegó a su máxima expresión y Brenda fue regalada a otra familia, aún no se había ido y yo, ya estaba arrepentido, pero había empeñado mi palabra, así que no podía dar un paso atrás, y yo mismo, la lleve a su nuevo destino, la subí al Volkswagen, ella subió emocionada pues pensó que la sacaba pasear, cuando llegamos a su nueva casa, me miró asustada, sabía lo que iba a pasar, y me miraba como pidiéndome que lo evitara, la cargue y la hice entrar a su nueva morada, nuevamente con la cola entre las piernas su mirada suplicaba que lo evitara, y aún cuando en el fondo no quería hacerlo, la dejé.

Gracias a Dios, no pasaron ni dos días y esa familia, llamó para devolverla, había intentado comerse a sus aplomas, y sus cuyes, ladraba fuerte y según ellos había intentado morder a la hija menor, la recogí emocionado, casi con lagrimas en los ojos, ella estaba contenta de volver a su casa, pero estaba triste y molesta conmigo, había regresado menos juguetona, más cuidadosa y menos cariñosa, pero estaba en casa y eso era lo importante. Dios proteja nuestra familia.

Cuando las cosas habían empezado a estabilizarse, y la resignación llegó a mi corazón, alguien se me acercó y me informó que la perrita SCHNAUZER que tenía su enamorada había dado a luz cachorritos, y quería regalarlos, y me preguntó que si quería uno, siempre quise tener uno, pero están algo caros, y con tantos miembros en la familia, era muy difícil. Pero me lo querían regalar, no lo había visto aun, pero me lo imaginaba, hasta entonces Amparo había decidido hacer ingresar todos esos perros en nuestras vidas, ya era difícil mantenerlos a todos así que no podíamos darnos el lujo de tener otro. Cosa curiosa, pensé mucho en que iba a hacer, y finalmente un buen día este amigo apareció en mi casa en una camioneta azul, junto a varias personas, entre ellas recuerdo a una chica que debe ser su enamorada y dueña de la perrita y una niña lindísima que cargaba a un cachorrito macho sal y pimienta, precioso y rechonchito, lo subí al segundo piso y se lo mostré a Amparo que estaba echada en cama con el tobillo enyesado, y no lo pensé mucho para aceptarlo, es súper juguetón, muerde y salta sobre las 4 patas como si tuviera resortes en ellas, es muy cariñoso, no llora mucho pero se ha acostumbrado a estar con amparo, y cada vez que llego de trabajar me saluda con un mordisco y una emoción que se desborda por sus poros, ya tiene cuatro días en mi casa, y aun su nombre es un acertijo, yo le puse “Foncho”, Amparo le dice “Bruno”, supongo que en honor al fallecido, y hoy mientras leía sobre su raza en internet, me gustó mucho el nombre de “Chester”, hoy se lo propondré a Amparito para bautizarlo.

No me arrepiento de haberlo recibido, no me arrepiento de tener a una gran familia, ahora ya somos ocho (08), y ¿que creen?; ¿OCHO SON SUFICIENTES?!!! ¿Usted que haría?


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